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  • Foto del escritorAntonio Fernández Ram

EL CORTAO DE LAS PEÑAS - FORTUNA

El Cortao de las Peñas es un rincón singular de la geografía de Murcia, enclavado en un contexto estratégico para visitar numerosos lugares de interés arqueológico (Castillico ibérico de los Baños, Cueva Negra, baños termales romanos, etc.); geológico (Complejo arrecifal tortoniense de Fortuna, discordancia de Cueva Negra, terraza de travertinos de Los Baños, afloramientos jurásicos y cretácicos de Caprés y sierra de Lugar, baños termales de Fortuna, etc.). Y ecológico (Parque Regional de la sierra de la Pila).

A pesar de su modesta extensión, en el “cortao” confluye una variopinta diversidad de valores. Por una parte, es un lugar ideal para la práctica de deportes como: la escalada, el rappel o el senderismo; por otra, posee atractivos botánicos y ornitológicos. Además de un gran interés histórico, ya que en la cima de una de sus laderas, se localizan restos datados en unos 15.000 años, pero destaca el asentamiento ibérico (Castillico de las Peñas) de los siglos IV - V a. C. al siglo II d. C., y su posterior ocupación árabe en los siglos XI - XIII. Pero entre el caos de bloques de la ladera oeste también existen rudimentarias construcciones de mampostería que parecen indicar un aprovechamiento más reciente de la zona para cobijarse. A todo ello se unen sus aspectos culturales, ya que en él finaliza la Romería de las Peñas, en honor a la Virgen de Fátima. Pero en esta ocasión destacamos sus valores geológicos, por presentar aspectos tectónicos, sedimentológicos y geomorfológicos dignos de ser conocidos.

Cómo llegar

Al Cortao de las Peñas se puede acceder tomando en Fortuna la carretera (A-17), que une esta población con la Garapacha. Dicha carretera atraviesa este paraje tras unos 5 km de trayecto. También podemos acceder a la zona desde la pedanía molinense del Rellano, accediendo a ella desde la A-20, que parte de la autovía de Jumilla (A-33) a la altura de la estación de Blanca, o desde el Fenazar tomando la A-24 en dirección al Rellano. Una vez en el Rellano, donde podemos aprovechar para ver sus arrecifes de coral, nos dirigiremos a Las Casicas, y allí tomaremos la A-17 en dirección a Fortuna, lo que nos obliga a pasar por el Cortao de las Peñas.

El lugar

Este paraje insólito, que fue el talud de uno de los arrecifes de coral, que franqueaban las tierras emergidas, es el resultado de la interacción, durante millones de años, de seres vivos, agentes erosivos y procesos tectónicos, que han depositado, formado y modelado las rocas que lo constituyen. Así, en él se pueden observar diversas litologías:

Calizas bioclásticas alabeadas compuestas por fragmentos de corales y algas rojas, en las que encontramos restos de bivalvos, de equinodermos e incluso de crustáceos.

Areniscas calcáreas bioturbadas por galerías de invertebrados marinos.

Areniscas con estratificaciones cruzadas.

Conglomerados poligénicos con cantos procedentes de la erosión de las rocas del entorno, como: calizas nodulosas rojas, calizas con nummulites, calizas con sílex, areniscas cretácicas, etc.

Margas y margocalizas con algunos restos de ammonites y belemnites.

Todos estos materiales han sido afectados por procesos tectónicos, que los han fracturado e incluso desplazado, generando un importante sistema de diaclasas que cuartean las rocas, y espejos de falla aun visibles en algunos bloques. Pero además, podemos apreciar como la actuación de los procesos de meteorización y erosión ha excavado este estrecho y lo han modelado, provocando la caída de grandes bloques rocosos, la precipitación de incipientes formas cársticas y la formación de cavidades (tafonis) en sus paredes.

Un poco de historia

Hace algo más de 100 millones de años, en el Cretácico, la zona del Cortado de las Peñas formaba parte de un profundo fondo marino, que estaba poblado por numerosas especies de organismos, de entre ellas, es posible localizar los restos fosilizados de diversos ammonites, belemnites y equinodermos, en los terrenos margosos existentes al norte del cañón.

Pero el episodio más interesante de la historia geológica de esta zona, comienza hace unos 10 millones de años, cuando la zona era un archipiélago de islas y las rocas en las que está esculpido el “cortao”, formaba parte del talud de un gran arrecife de coral que localizamos algunos centenares de metros más al norte. Este arrecife actuaba como barrera natural, amortiguando el devastador proceso erosivo que generaban las olas sobre la costa, no sin pagar un alto precio, la vida de numerosos invertebrados y algas, que junto con las colonias de coral bioconstruían este rompeolas natural. El incesante vaivén de las olas, arrancaba y arrastraba hacia el lecho marino fragmentos de vida (bioclastos), que se acumulaban al pie del arrecife formando el talud, junto con porciones de roca provenientes de la erosión de las tierras emergidas.

Algunos millones de años después, el mar se retiró, a la vez que los procesos tectónicos cuartearon y desplazaron el talud arrecifal, lo que fue aprovechado por las aguas de escorrentía para encauzarse y abrirse paso a través de él, provocando su disección y, el vuelco y la caída de grandes bloques de roca.





















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