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  • Foto del escritorAntonio Fernández Ram

MOYA. UNA GRAN DESCONOCIDA

Actualizado: 13 nov 2020

La villa de Moya (Cuenca) es una ciudad medieval en ruinas, declarada Conjunto Histórico-Artístico, situada en un lugar estratégico privilegiado. Se eleva sobre un cerro, a 1.155 m. de altitud, y domina un amplio territorio de las provincias de Teruel y Valencia. Debido a este enclave, ha sido objeto de disputas a lo largo de los tiempos por hacerse con su control y es llamada por algunos historiadores “Moya, llave de Reinos” (Castilla, Aragón y Valencia). Sin embargo, lo que antiguamente fue un privilegio, ahora es una desgracia, pues parece que esté en “tierra de nadie”, olvidada por los ciudadanos y por la propia Administración hasta hace pocos años.

Pero, para que nos demos una idea del potencial que en esas ruinas se esconde, diremos que se trata de una espléndida muestra de la arquitectura medieval, comparable a otras conocidísimas ciudades españolas como Alarcón, Medinaceli, Pedraza o Sagunto.

En su época de esplendor fue cabeza del Marquesado de Moya, que comprendía 36 pueblos de la provincia de Cuenca y llegaron a vivir en ella 1.200 habitantes. Prueba de ello, es su doble muralla, sus siete puertas, su Castillo con la Torre del Homenaje, sus siete iglesias (una de ellas, todavía permanece en pie y celebra culto ), sus dos conventos, su hospital, ayuntamiento, plaza mayor y un largo etcétera que preferimos descubra el viajero que se acerque por estas Tierras de Moya.







Ruinas de Moya

Las Ruinas de Moya fueron declaradas Monumento histórico-artístico en 1982, y constituyen un importante vestigio arqueológico de lo que fuera una notable ciudad medieval y moderna.

Situadas en lo alto de un cerro alomando, se hallan circundadas por cinco Recintos amurallados y ocho puertas. Propiamente, la ciudad se halla en el centro del Primero y el Segundo, conteniendo los principales edificios civiles y religiosos en torno a la plaza Mayor: La Casa Ayuntamiento (antiguo pósito municipal), el Convento de las Concepcionistas y seis templos: «iglesia de Santa María», «iglesia de la Trinidad» y la «iglesia de San Miguel» (actual cementerio). Otras iglesias han desaparecido hasta los cimientos: San Juan y San Pedro. La «iglesia de San Bartolomé», situada entre el Segundo Recinto y el Tercer Recinto, se halla absolutamente arruinada, pendiente de recuperación como centro de interpretación. Poseyó también dos centros asistenciales: el «Hospital de Pobres» y el «Hospital de Cautivos», éste desaparecido hasta los cimientos.

El Castillo de Moya se halla en el extremo meridional del cerro, entre el Primer Recinto —la Albacara— y el Cuarto Recinto, donde se abre la Puerta de Carros.

El Quinto Recinto se halla en la ladera nororiental del cerro, corresponde a La Coracha, estructura amurallada para la defensa del abastecimiento del agua que posee dos torres: la «Torre del Agua» (que protege el manantial) y la «Torre de San Roque» (Puerto Seco donde se cobraba la lezda, impuesto por el paso de mercaderías entre reinos).



































Las ruinas de Moya, la ciudad desconocida, la ciudad olvidada, la ciudad abandonada.

La Ciudad de Moya llegó a tener castillo, dos hospitales, dos conventos, siete parroquias y ocho puertas de acceso que abrían el paso en su imponente muralla. Se encontraba estratégicamente emplazada a 1.155 metros de altitud, punto desde el que se podía divisar cualquier enemigo.

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