Antonio Fernández Ram
PASTRANA - GADALAJARA
Pastrana es una localidad y municipio español del sur de la provincia de Guadalajara. Cuenta con una población de 885 habitantes (INE 2017). Ubicada en la comarca de La Alcarria, tuvo su auge entre los siglos XVI y XVII. Fue declarada conjunto histórico-artístico en 1966.
Destacan en ella la colegiata, el Palacio Ducal donde residió la princesa de Éboli, los tapices flamencos de Alfonso V, la fuente de los cuatro caños y los conventos fundados por Santa Teresa de Jesús; todo ello configura un ambiente medieval-renacentista entre recuerdos y leyendas que le mereció la calificación de «instantánea del tiempo pasado». En palabras del escritor Camilo José Cela en su obra Viaje a la Alcarria:
Historia
Pastrana a finales de la década de 1970
Los romanos la llamaron Paternina. El pretor romano Tiberio Sempronio Graco destruyó la ciudadela carpetana durante la conquista en el año 180 antes de Cristo. Cien años después fue reconstruida por orden del cónsul Paterno Paterniano, de quien tomó el nombre de Paternina.
En el año 1174, el rey Alfonso VIII de Castilla concedió la entonces aldea de Pastrana, junto con Zorita de los Canes a la Orden de Calatrava, de quienes obtendría importantes privilegios. Más adelante, el rey Enrique II de Castilla a propuesta del maestre calatravo le concedió el privilegio de villazgo en 1369. Pastrana creció a partir de entonces en detrimento de Zorita.
En 1541, con fuerte oposición de los pastraneros que no querían perder el estatus de realengo, compró la villa a la Corona Ana de la Cerda, abuela de la célebre Ana de Mendoza de la Cerda (princesa de Éboli), que se casó con Ruy Gómez de Silva, secretario real de Felipe II, quienes obtuvieron del rey los títulos de duques de Pastrana y Príncipes de Éboli.
Con el ducado comenzó una época de esplendor para Pastrana. Los duques fundaron la colegiata y, ayudando a santa Teresa de Jesús, dos conventos de carmelitas descalzos en 1569. En 1573 murió el duque Ruy Gómez, y su viuda, la princesa de Éboli, decidió meterse a monja en la Concepción, causando numerosos escándalos en el convento, razón que impulsó a Teresa de Jesús a llevarse a las monjas de la población.
En julio de 1579, al conocer el rey Felipe II, las intrigas de la princesa de Éboli y su secretario Antonio Pérez, ordena el encarcelamiento de Ana de Mendoza. La princesa de Éboli permaneció encerrada sus últimos años en su propio Palacio Ducal hasta su muerte en 1592.
En el siglo XVIII los duques trasladaron su residencia a Madrid, con lo que se inició la decadencia de la villa.























