Antonio Fernández Ram
QUESA - CHARCOS DE QUESA - VALENCIA
Actualizado: 13 nov 2020
A poco más de una hora de Valencia, la comarca La Canal de Navarrés esconde parajes como los Charcos de Quesa: varias pozas naturales creadas por estrechamientos del río Grande, también llamado Río de las Cuevas, que dibujan formas caprichosas por la erosión del agua sobre la roca caliza con el paso del tiempo. En la primera de ellas, en la que está permitido el baño con perros, ya querrás darte un chapuzón, pero antes de sacar la toalla (o la mesa y sillas, como hacen muchos que se disponen a pasar allí todo el día), merece la pena que sigas caminando hasta descubrir saltos de agua naturales como El Chorro, una pequeña cascada bajo la cual podrás zambullirte durante unos segundos para soltar adrenalina; o el Charco de la Horteta, punto donde podremos comenzar un sendero hasta el Abrigo de Voro, un conjunto de pinturas rupestres del periodo neolítico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que muestra danzas guerreras representadas por arqueros. Por el camino, atravesarás frondosos pinares, higueras centenarias, madroños, fresnos y orquídeas endémicas mientras admiras las altas paredes calizas que se elevan varias decenas de metros (llamadas “cinglas”) y que crean las viseras y abrigos esculpidos por la erosión en los que viven cabras montesas y águilas reales.
Un chapuzón de agua dulce en el interior de Valencia© Oficina de Turismo de Quesa Para los más aventureros, el entorno natural de los Charcos de Quesa también ofrece una vía ferrata de dificultad alta (es una K4), en forma de itinerario trazado en un macizo rocoso equipado con un cable y escalones, así como una zona de escalada. Y a 7 kilómetros de los charcos está el pueblo: Quesa, asentado en las estribaciones de la muela de Bicorp, es pintoresco y está presidido en su parte alta por el castillo árabe, que da origen al municipio. Pasea por sus pintorescas calles, compra repostería local (rollicos de anís, rossegones o pastelitos de moniato) y, sobre todo, sus dos productos estrella (miel y aceite de oliva de producción comarcal) y recorre el Sendero de las Fuentes: una ruta circular que pasa por las fuentes que en su día abastecían a la localidad, por un molino harinero derruido o por una cantera en desuso.





































